Tiberio
Hijo de Livia, la segunda esposa de Octavio Augusto, fue adoptado por éste,
que siempre prefirió a su hermanastro, Druso. De notables aptitudes militares,
destacó por su papel en las campañas germánicas, pero, a causa de su carácter
arisco, su amargada misantropía - Plinio le calificó como "tristissimus hominum", el más triste de los hombres- y de su desgraciado segundo matrimonio (con Julia, hija de Augusto)
acabó por enemistarse con Augusto y marchó a un exilio voluntario a Rodas.
Tras la muerte de Cayo y Lucio, los herederos al trono, nietos de Augusto, fue nombrado sucesor, a
condición de que adoptase a su sobrino Germánico.
Los historiadores
romanos interpretaron su etapa como gobernante de forma ambivalente: por un
lado se le reconocieron su capacidad administrativa y su habilidad de
gobernante, pero por otro, su personalidad difícil y desconfiada, que le llevó
a desencadenar persecuciones contra todos aquellos que podían enfrentarse a él,
generó a su alrededor la imagen de un tirano cruel e inmisericorde, tal vez inmerecida.
La muerte de
Germánico, en extrañas circunstancias, la persecución de la que fueron objeto otros
miembros de la familia imperial y los procesos de lesa majestad abiertos contra
la élite senatorial, atrajeron sobre él una gran impopularidad, agravada por su
decisión de abandonar Roma y gobernar desde su lugar de retiro en Capri.
La ausencia del emperador
otorgó gran poder a Sejano, el prefecto del pretorio, que utilizó su posición
para reprimir duramente a sus enemigos políticos (un auténtico régimen de
terror, con delaciones, procesos y venganzas) e incluso asesinar a Druso, el
hijo de Tiberio, para facilitar así su propio camino al trono. Desenmascarado,
Sejano cayó en desgracia y fue ejecutado. Al morir, Tiberio dejó a su sucesor una
institución imperial consolidada, con las arcas llenas y las provincias en paz.
Calígula
Su figura aparece
bastante deformada por el retrato que hacen de él autores senatoriales como
Suetonio y Tácito. Hijo de Agripina la Mayor y Germánico (el admirado, querido
y llorado general que había recuperado las enseñas de las legiones de Varo y
sofocado las sublevaciones del Rin), su ascensión al poder fue muy bien acogida
por el pueblo. Parece ser que los primeros meses de su reinado fueron óptimos:
respetó al Senado, devolvió a la Asamblea popular el derecho a elegir a los
magistrados, decretó amplias amnistías para los que habían sido condenados en
tiempos de Tiberio y organizó grandes espectáculos circenses. Sin embargo, las
cosas cambiaron de manera dramática tras una grave enfermedad, cuando empezó a
dar muestras de un carácter autoritario y de unos modos que lo acercaban más a
las formas de gobierno de las monarquías orientales que a las apariencias
republicanas del Imperio.
Eliminó rápidamente y
sin proceso a su primo Tiberio Gemelo y al jefe de los pretorianos Macrón e
impuso un protocolo monárquico en la corte en el que se impulsaba una
divinización en vida del emperador. Intentó gobernar apoyándose en el pueblo y
en directa oposición al Senado, reivindicando un pasado familiar que, a través
de su abuela Antonia, lo vinculaba a Marco Antonio.
Las arcas del Imperio
Romano se vaciaron rápidamente ante la necesidad de pagar a las tropas y las
fiestas en la corte, circunstancia que le obligó a subir los impuestos y
reanudar la política de eliminación física de senadores para apoderarse de sus
posesiones. Una conspiración, organizada por su propia guardia, tuvo éxito y
acabó con el emperador.
Claudio
Era sobrino de
Tiberio, sobrino segundo de Augusto y tío de Calígula. Marcado por varias taras
(era cojo, epiléptico y tartamudo), Claudio era tenido por un bobo en la corte romana,
pues se había mantenido apartado de los asuntos públicos, concentrado en
escribir estudios históricos sobre los etruscos y los cartagineses.
Cuando la guardia pretoriana destronó y asesinó a Calígula, coronó a
Claudio, que con más de cincuenta años era el único superviviente de la
dinastía, pensando quizá en poner al frente del Imperio a alguien manejable.
Claudio se reveló entonces como un hombre inteligente y un emperador capaz:
amante de las tradiciones romanas, restableció el modelo administrativo de
Augusto, repudiando el absolutismo en favor de una mayor colaboración con el
Senado.
Trató de volver a la
pureza de la religión romana, restaurando cultos abandonados y combatiendo los
que entendía como «supersticiones» extranjeras (para ello expulsó de la ciudad
a los astrólogos y a los judíos). Para mayor eficacia puso los cargos políticos
decisivos en manos de sus libertos (como Polibio o Narciso), sentando las bases
de la burocracia imperial. Extendió la ciudadanía romana entre los provinciales.
En el terreno
exterior, impulsó la conquista de Britania así como la anexión definitiva al
Imperio de Mauritania (norte de Marruecos y Argelia). Una de las lacras del
reinado de Claudio fue la influencia que sus mujeres ejercieron en los asuntos
de gobierno. Su tercera mujer, Mesalina, le ridiculizó públicamente con su
escandalosa promiscuidad, hasta que se decidió a ejecutarla.
Casado luego con su
sobrina Agripina (que a la vez era biznieta de Augusto), ésta le convenció para
que designara sucesor a Nerón (hijo de un matrimonio anterior de Agripina), en
lugar de Británico (hijo de Mesalina y -supuestamente- del propio Claudio).
Conseguido su objetivo, Agripina envenenó a su marido y vio acceder a su hijo
al Trono imperial.
Nerón
Agripina, para
fortalecer su posición, había casado a Nerón con una hija de Claudio, Octavia,
y, finalmente, asesinó al emperador, dejando el camino libre para su hijo. Éste
fue proclamado emperador con sólo 17 años por la guardia pretoriana, dirigida
por el prefecto Burro.
El reinado de Nerón
(54-68) se inició bajo la influencia de Burro y del filósofo Séneca (preceptor
de Nerón), a través de los cuales era Agripina la verdadera dueña del poder.
Pero cuando Agripina sospechó que Nerón pretendía sacudirse la tutela materna,
empezó a conspirar para derribarle, y el emperador respondió haciéndola asesinar.
Tras cinco primeros
años de reinado bastante tranquilos (el quinquennium Neronis), recordados más
tarde como uno de los mejores periodos de la historia romana (en los cuales se
estableció el protectorado romano sobre Armenia), el emperador empezó a
convertirse en un tirano sin escrúpulos, interesado tan sólo por gozar de los
placeres de la vida y de la belleza, bajo la influencia de su caprichosa amante
Popea (que le obligó a divorciarse de Octavia y a asesinarla, para casarse con
ella misma). También hizo asesinar a Burro y le sustituyó por su favorito
Tigelino.
Embarcado ya en un
despotismo megalómano y delirante, Nerón cometió toda clase de atrocidades y
extravagancias: se dedicó a hacerse adular como poeta, músico, bailarín y
deportista en actuaciones públicas; hizo arder la ciudad de Roma para
reconstruirla a su gusto (64) y en el palacio imperial, la Domus Aurea, pudo
dar rienda suelta a sus gustos artísticos; desató persecuciones contra los
cristianos acusándoles de ser los culpables del incendio; intentó ganarse al
pueblo con espectáculos y regalos en los que arruinó el tesoro imperial; e
incluso provocó la muerte de Popea, haciéndola abortar de una patada durante un
acceso de cólera.
Una conjura organizada
por Pisón para derrocarle fue descubierta y castigada (65); como represalia,
Nerón ordenó suicidarse, entre otros, a sus antiguos amigos Séneca, Lucano y
Petronio. Tres años después se rebelaban contra él los gobernadores de las
Galias (Julio Vindex), la Hispania Citerior (Galba) y Lusitania (Otón); la
rebelión halló eco en el Senado, que acordó deponer al emperador en el 68.
Nerón se hizo matar por su secretario cuando iba a ser arrestado, dando paso a
un año de confusión en el que pugnaron por el poder cuatro emperadores (Galba,
Vitelio, Otón y Vespasiano).
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ResponderEliminarLos numeros entre parentesis que aparecen en la descripción de Nerón, suponiendo que son relativos a referencias... ¿Dónde están esas referencias o aclaraciones?
ResponderEliminarSr. Davoogle: no tienen especial importancia; son fechas para situarse cronológicamente (años de reinado, la del incendio de Roma...) pero, según dijimos, no son materia de examen y, por tanto, no deje que importunen su inteligencia... xD
ResponderEliminarMuy interesante entrada. Sobre los Julio Claudios se dice que descendían de la propia Venus al venir de la sangre de Eneas: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/03/04/dinastias-imperiales-los-julio-claudios/
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