sábado, 28 de marzo de 2020

La Dinastía Flavia


La dinastía Flavia (69-96 d. C.)

 



Esta dinastía de emperadores sobresalió en los aspectos de la administración y la construcción. Mantuvieron protegidas las fronteras mediante campamentos militares y otorgaron derechos de ciudadanía romana a los habitantes de las provincias del imperio.


Vespasiano (69-79 d. C.)




 

Vespasiano descendía de una familia del orden ecuestre que había alcanzado el rango senatorial durante los reinados de los emperadores de la Dinastía Julio-Claudia. Designado cónsul en 51, ganó renombre como comandante militar y destacó en la invasión romana de Britania (43). Comandó junto con su hijo Tito las fuerzas romanas que hicieron frente a la revuelta de los judíos del año 66. Cuando se disponía a sitiar Jerusalén, la capital rebelde, el emperador Nerón se suicidó, sumiendo al Imperio en un año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro Emperadores. Tras la rápida sucesión y muerte de Galba y Otón y el ascenso al poder de Vitelio, los ejércitos de las provincias de Egipto y Judea proclamaron emperador a Vespasiano el 1 de julio del 69. En su camino hacia el trono imperial, Vespasiano se alió con el gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano, quien condujo las tropas de Vespasiano contra Vitelio, mientras el propio Vespasiano tomaba el control sobre Egipto. Vitelio fue derrotado y al día siguiente Vespasiano fue proclamado emperador por el Senado.

Vespasiano y Muciano resucitaron viejos impuestos e instituyeron otros nuevos, aumentaron el tributo de las provincias y vigilaron constantemente a los funcionarios del tesoro. El siguiente proverbio latino se creó probablemente durante la introducción del impuesto por la recogida de orina: Pecunia non olet

Debido a la austeridad de la que Vespasiano hizo gala, cambió el comportamiento de la sociedad romana en diversos sentidos, aunque para algunos este aspecto se evaluaba como franca tacañería, ya que realizó pocos actos de generosidad

Poca información ha sobrevivido del reinado de Vespasiano después de sus diez años de gobierno. Destaca de su reinado el programa de reformas financieras que promovió, tan necesario tras la caída de la Dinastía Julio-Claudia, su exitosa campaña en Judea y sus ambiciosos proyectos de construcción como el Anfiteatro Flavio, conocido popularmente como el Coliseo Romano. Tras su muerte, fue sucedido en el trono por su hijo mayor, Tito.

 

Tito (79-81 d. C.)

 


 

Tito, antes de ser proclamado emperador, alcanzó prestigio como comandante militar al servir a las órdenes de su padre en Judea, durante el conflicto conocido como la Primera Guerra Judeo-Romana (67-70). Esta campaña sufrió una breve pausa después de la muerte del emperador Nerón , cuando su padre fue proclamado emperador por sus tropas. Recayó sobre Tito la responsabilidad de acabar con los judíos sediciosos, tarea que realizó de forma satisfactoria tras sitiar y destruir Jerusalén (70). Tras su llegada a la ciudad, desfiló a caballo por la ciudad, que le acogió de manera entusiasta, seguido  por sus tesoros y prisioneros de guerra. Flavio Josefo lo describe como una procesión con ingentes cantidades de oro y plata. La procesión incluía a los prisioneros de guerra y los tesoros del Templo de Jerusalén (Menorá y Pentateuco). El Arco del Triunfo de Tito, que está situado en la entrada del Foro, conmemora esta victoria.

Bajo el reinado de su padre, Tito fue mirado con recelo entre los ciudadanos de Roma debido a su servicio como prefecto del cuerpo de guardaespaldas del emperador, conocido como la Guardia Pretoriana, y también a causa de su intolerable relación con la reina Berenice de Cilicia. A pesar de estas faltas a la moral romana, Tito gobernó con gran popularidad después de la muerte de Vespasiano y es considerado como un buen emperador por Suetonio y otros historiadores contemporáneos.

Lo más importante de su reinado fue su programa de construcción de edificios públicos en Roma (Tito finalizó el anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo). La enorme popularidad de Tito también se debió a su gran colaboración y generosidad con las víctimas de los desastres que sufrió el Imperio durante su breve reinado, la erupción del Vesubio en 79 d. C. (con la destrucción total de ciudades como Pompeya y Herculano) y el incendio de Roma el 80 d. C. Tras dos años en el cargo, Tito murió a causa de unas fiebres. La gran popularidad de Tito hizo que el Senado lo proclamara como dios. Tito fue sucedido por su hermano menor, Domiciano.

 

Domiciano (81-96 d.C.)







 

Su juventud y los inicios de su carrera transcurrieron a la sombra de su hermano Tito, que logró un considerable renombre militar durante las campañas de Germania y de Judea de los años 60. Al tiempo que su hermano gozó de poderes semejantes a los de su padre, él fue recompensado con honores nominales que no implicaban ninguna responsabilidad. A la muerte de su padre, Tito le sucedió pacíficamente, pero su corto reinado finalizó de forma abrupta e inesperada a su muerte por enfermedad. Al día siguiente Domiciano fue proclamado emperador por la Guardia Pretoriana, su reinado, que duraría quince años, sería el más largo desde Tiberio.
Se dirigió a la Dacia, donde el caudillo guerrero Decébalo estaba amenazando peligrosamente a Roma: no consiguió vencerlo (sí, años más tarde, Trajano) pero lo mantuvo controlado en calidad de reino cliente.
Fue asesinado en su palacio, víctima de un complot.

Desde Augusto, la mayor parte de los emperadores estimularon una falsa fachada de buenas relaciones con el Senado al tiempo que se aseguraban su reconocimiento real como monarcas. Sin embargo, Domiciano no fue muy diplomático y ya había dado muestras de su autocracia nada más ascender al trono; no gustaba de los aristócratas y no tenía miedo en manifestarlo. Su gobierno supone la total anulación del poder del Senado, pues sus decisiones se basan en los consejos de un pequeño grupo de asesores y caballeros a los que se otorgó el control de importantes magistraturas estatales. No es de extrañar que a la muerte de Domiciano los senadores de Roma se apresuraran a reunirse para aprobar una moción de damnatio memoriae (un decreto eliminaba imágenes, inscripciones, monumentos que recordasen el nombre del condenado)

Las fuentes clásicas lo describen como un tirano cruel y paranoico, entre los emperadores más odiados, al comparar su vileza con las de Calígula o Nerón. No obstante, la mayor parte de las afirmaciones sobre él tienen su origen en escritores que le fueron abiertamente hostiles: TácitoPlinio el Joven y Suetonio. Estos hombres exageraron la crueldad del monarca al efectuar adversas comparaciones con los Cinco Buenos Emperadores que le sucedieron.

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