La dinastía Flavia (69-96 d. C.)
Esta dinastía de emperadores sobresalió en los aspectos de la administración y la construcción. Mantuvieron protegidas las fronteras mediante campamentos militares y otorgaron derechos de ciudadanía romana a los habitantes de las provincias del imperio.
Vespasiano
(69-79 d. C.)
Vespasiano descendía de una familia del orden ecuestre que había alcanzado el
rango senatorial durante los reinados de los emperadores de la Dinastía
Julio-Claudia. Designado cónsul en 51, ganó renombre como comandante militar y destacó
en la invasión romana de Britania (43). Comandó junto
con su hijo Tito las fuerzas romanas que hicieron frente a la revuelta de los
judíos del año 66. Cuando se disponía a sitiar Jerusalén, la capital rebelde, el
emperador Nerón se suicidó, sumiendo
al Imperio en un año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro
Emperadores. Tras la rápida sucesión y muerte de Galba y Otón y el ascenso al poder
de Vitelio, los ejércitos de las provincias de
Egipto y Judea proclamaron emperador a Vespasiano el 1 de julio del 69. En su
camino hacia el trono imperial, Vespasiano se alió con el gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano,
quien condujo las tropas de Vespasiano contra Vitelio, mientras el propio Vespasiano
tomaba el control sobre Egipto. Vitelio fue derrotado y al día siguiente
Vespasiano fue proclamado emperador por el Senado.
Vespasiano y Muciano resucitaron viejos impuestos e
instituyeron otros nuevos, aumentaron el tributo de las provincias y vigilaron
constantemente a los funcionarios del tesoro. El siguiente proverbio latino se
creó probablemente durante la introducción del impuesto por la recogida de
orina: Pecunia non olet
Debido a la austeridad de la que Vespasiano hizo gala,
cambió el comportamiento de la sociedad romana en diversos sentidos, aunque
para algunos este aspecto se evaluaba como franca tacañería, ya que realizó
pocos actos de generosidad
Poca
información ha sobrevivido del reinado de Vespasiano después de sus diez
años de gobierno. Destaca de su reinado el programa de reformas financieras que
promovió, tan necesario tras la caída de la Dinastía Julio-Claudia, su exitosa
campaña en Judea y sus ambiciosos
proyectos de construcción como el Anfiteatro Flavio, conocido popularmente como
el Coliseo Romano. Tras su
muerte, fue sucedido en el trono por su hijo mayor, Tito.
Tito
(79-81 d. C.)
Tito, antes de ser proclamado
emperador, alcanzó prestigio como comandante militar al servir a las órdenes de
su padre en Judea, durante el conflicto
conocido como la Primera Guerra Judeo-Romana (67-70). Esta campaña sufrió una
breve pausa después de la muerte del emperador Nerón , cuando su padre fue
proclamado emperador por sus tropas. Recayó sobre Tito la responsabilidad de
acabar con los judíos sediciosos, tarea que realizó de forma satisfactoria tras
sitiar y destruir Jerusalén (70). Tras su
llegada a la ciudad, desfiló
a caballo por la ciudad, que le acogió de manera entusiasta, seguido por sus tesoros y prisioneros de guerra. Flavio
Josefo lo describe como una procesión con ingentes cantidades de oro y plata.
La procesión incluía a los prisioneros de guerra y los tesoros del Templo de
Jerusalén (Menorá
y Pentateuco). El Arco
del Triunfo de Tito, que está situado en la entrada del Foro,
conmemora esta victoria.
Bajo el
reinado de su padre, Tito fue mirado con recelo
entre los ciudadanos de Roma debido a su servicio
como prefecto del cuerpo de guardaespaldas del emperador, conocido como la
Guardia Pretoriana, y también a causa de su intolerable relación con la reina
Berenice de Cilicia. A pesar de estas faltas a la moral
romana, Tito gobernó con gran popularidad después de la muerte de Vespasiano y es considerado como
un buen emperador por Suetonio y otros
historiadores contemporáneos.
Lo más
importante de su reinado fue su programa de construcción de edificios públicos
en Roma (Tito finalizó el anfiteatro
Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo). La enorme popularidad de
Tito también se debió a su gran colaboración y generosidad con las víctimas de
los desastres que sufrió el Imperio durante su breve reinado, la erupción
del Vesubio en 79 d. C.
(con la destrucción total de ciudades como Pompeya y Herculano) y el incendio
de Roma el 80 d. C.
Tras dos años en el cargo, Tito murió a causa de unas fiebres. La gran
popularidad de Tito hizo que el Senado lo proclamara como dios. Tito fue
sucedido por su hermano menor, Domiciano.
Domiciano
(81-96 d.C.)
Su
juventud y los inicios de su carrera transcurrieron a la sombra de su
hermano Tito, que logró un considerable
renombre militar durante las campañas de Germania y de Judea de los años 60. Al
tiempo que su hermano gozó de poderes semejantes a los de su padre, él fue
recompensado con honores nominales que no implicaban ninguna responsabilidad. A
la muerte de su padre, Tito le sucedió pacíficamente,
pero su corto reinado finalizó de forma abrupta e inesperada a su muerte por
enfermedad. Al día siguiente Domiciano fue proclamado
emperador por la Guardia Pretoriana, su reinado, que duraría quince años, sería
el más largo desde Tiberio.
Se dirigió a la Dacia, donde el caudillo guerrero Decébalo estaba amenazando peligrosamente a Roma: no consiguió vencerlo (sí, años más tarde, Trajano) pero lo mantuvo controlado en calidad de reino cliente.
Fue asesinado en su palacio, víctima de un complot.
Se dirigió a la Dacia, donde el caudillo guerrero Decébalo estaba amenazando peligrosamente a Roma: no consiguió vencerlo (sí, años más tarde, Trajano) pero lo mantuvo controlado en calidad de reino cliente.
Fue asesinado en su palacio, víctima de un complot.
Desde Augusto, la mayor parte de los emperadores estimularon
una falsa fachada de buenas relaciones con el Senado al tiempo que se aseguraban
su reconocimiento real como monarcas. Sin embargo, Domiciano no fue muy
diplomático y ya había dado muestras de su autocracia nada más ascender al
trono; no gustaba de los aristócratas y no tenía miedo en manifestarlo. Su
gobierno supone la total anulación del poder del Senado, pues sus decisiones se
basan en los consejos de un pequeño grupo de asesores y caballeros a los que se
otorgó el control de importantes magistraturas estatales. No es de extrañar que a la
muerte de Domiciano los senadores de Roma se apresuraran a reunirse para
aprobar una moción de damnatio memoriae (un decreto eliminaba imágenes,
inscripciones, monumentos que recordasen el nombre del condenado)
Las
fuentes clásicas lo describen como un tirano cruel y paranoico, entre los
emperadores más odiados, al comparar su vileza con las de Calígula o Nerón. No obstante, la mayor
parte de las afirmaciones sobre él tienen su origen en escritores que le fueron
abiertamente hostiles: Tácito, Plinio el
Joven y Suetonio. Estos hombres exageraron la
crueldad del monarca al efectuar adversas comparaciones con los Cinco Buenos
Emperadores que le sucedieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario