miércoles, 10 de febrero de 2016

La herencia etrusca en Roma


 

Los etruscos aparecen en la península itálica en el siglo VIII a. de C. pero acerca de su origen todo son conjeturas. Junto con los griegos son el pueblo más desarrollado culturalmente. Emigrados etruscos nobles se asentaron en Roma e impulsaron una etrusquización o asimilación de sus costumbres entre los romanos.

Las aportaciones etruscas se pueden encontrar en todos los ámbitos de la vida.

Urbanismo

Introducción del trazado ortogonal: las calles de la ciudad se organizan en paralelo a un doble eje primario, en cuadrícula.

Ritos de fundación

Arquitectura y obras públicas: construcción y pavimentación del Foro, canalización de aguas, edificación del Circo Máximo, protección con murallas.

La vivienda romana distribuye sus habitaciones en torno a una pieza central, el atrium.

Los templos etruscos serán el modelo de los templos romanos.

Religión

Culto a la tríada divina formada por Júpiter, Juno y Minerva

Técnicas adivinatorias

Los encargados de interpretar las señales eran los arúspices, sacerdotes-adivinos que analizan las vísceras de los animales sacrificados

El alfabeto romano es una adaptación del etrusco que, a su vez, lo había adoptado del griego.

Onomástica: los tria nomina romanos proceden de la costumbre etrusca de distinguir a los varones de las familias aristocráticas de esta manera.

Los juegos escénicos: músicos y bailarines etruscos gozaron de gran fama entre los romanos, especialmente los histriones.

Los combates de gladiadores: en Roma pierden el carácter religioso y ritual que tenían entre los etruscos, que ofrecían combates en las ceremonias fúnebres de las grandes familias.

Las insignias del poder: la corona de oro, el trono de marfil, el cetro con águila, la toga picta, los lictores que portaban las fasces.

El triunfo: desfile por toda la ciudad de un general victorioso.

Indumentaria: la toga y las botas con correas (borceguíes).

 

martes, 9 de febrero de 2016

República Romana II

Guerras latinas y samnitas

La expansión de Roma por la península

Humillados. Los romanos son obligados a pasar bajo el yugo de las lanzas enemigas, en una de sus derrotas frente a los pueblos samnitas, al Sur de Roma.

Guerras latinas

Desde el comienzo de la República, Roma ejercía un poder predominante sobre el resto de las ciudades latinas, y les había impuesto un pacto de privilegio para ella, llamado Foedus Cassianum, que comenzaba con estas solemnes palabras: haya paz entre los romanos y todas las ciudades latinas mientras la posición del cielo y la tierra siga siendo la misma...
Pero aunque el cielo y la tierra no cambiaron su posición, las ciudades del Lacio intentaron librarse de la superioridad de Roma, y de los abusivos pactos que les imponía. Aliándose, cuando la ocasión era propicia, con enemigos exteriores como los belicosos volscos y ecuos, durante 150 años los latinos mantuvieron continuos enfrentamientos con Roma, conocidos como guerras latinas.
Finalmente, en el año 338 a.C. en la decisiva batalla naval de Antium, Roma derrotó a los volscos, llevándose un precioso tesoro, las proas de los barcos enemigos, o rostra, que durante siglos adornaron la tribuna de oradores del Foro Romano. Esta importante victoria señala el final de las guerras latinas.

Guerras samnitas

Tras conseguir dominar toda la región del Lacio y someter a volscos y ecuos, Roma tuvo que afrontar durante 50 años tres nuevas guerras con otros pueblos itálicos, conocidas como las guerras samnitas. Los samnitas, pueblo de rudos y guerreros montañeses instalados al Sur de Roma, suponían una constante amenaza para los habitantes del valle. Estos, cansados de las continuas incursiones samnitas, pidieron ayuda a Roma, que aprovechó la coyuntura para expandir su dominio.
Durante la segunda guerra samnita se produjo el famoso episodio de las Horcas Caudinas, uno de los sucesos más humillantes en la historia de Roma. Atrapado en un desfiladero junto a la ciudad de Caudium, todo el ejército, desarmado, fue obligado a pasar bajo el yugo de las lanzas samnitas, una costumbre que los romanos adoptaron desde entonces en sus victorias sobre otros pueblos.
A pesar de esta victoria parcial en las Horcas Caudinas, los samnitas fueron derrotados, y se rindieron definitivamente en el año 290 a.C., dejando a Roma el camino libre para expandirse hacia el Sur de la Península.

Por qué Roma vencedora

En todos los enfrentamientos bélicos, Roma demostraba una sorprendente determinación, que dejaba perplejos a sus adversarios y los sumía en el desánimo.
Si los romanos resultaban siempre victoriosos es porque ningún otro pueblo deseó la victoria tanto como ellos. Sin importar las batallas perdidas, los costes materiales o en vidas humanas, Roma volvía siempre a la pelea con la experiencia de los errores cometidos. Y jamás daba por terminada una guerra hasta asegurarse de que a sus enemigos no les quedaban ni los ojos para llorar su derrota.

La Primera Guerra Púnica

La lucha por Sicilia

La Primera Guerra Púnica tiene un fuerte componente de guerra naval, donde los cartagineses llevaron inicialmente la ventaja, por su mayor experiencia.

Origen del conflicto

Cuando, el año 272 a.C., la colonia griega de Tarento, en el Sur de Italia, cayó en manos de los romanos, Roma dominaba ya toda la península y se había convertido en uno de los estados más poderosos de su entorno. Era sólo cuestión de tiempo que su camino se cruzara con el de la otra gran potencia del Mediterráneo occidental: Cartago.
La ciudad de Cartago, en la costa norte de la actual Túnez, había sido fundada el siglo IX a.C. por marineros fenicios, que construyeron este enorme puerto en el centro de las rutas comerciales que surcaban el Mediterráneo. Además de su estratégica posición para el comercio, Cartago estaba rodeada de tierras fértiles, y muy pronto, los cartagineses (que también recibían el nombre de púnicos), extendieron su dominio hasta Sicilia. Allí tomaron contacto con los romanos, que se encontraban en plena expansión, y las dos potencias comenzaron a vigilarse con recelo.
Sicilia, rica en cereales, estaba poblada por prósperas colonias griegas, muchas de las cuales estaban dominadas por los cartagineses. Sin embargo, una de ellas, Mesina, situada en el estrecho entre Italia y la isla, decidió llamar en su auxilio a los romanos para que expulsaran a la guarnición cartaginesa que controlaba la ciudad. Cuando los mensajeros de Mesina llegaron al Senado se produjo una larga deliberación. Todos eran conscientes de que enviar ayuda militar a la ciudad desencadenaría un terrible enfrentamiento con Cartago, cuyas últimas consecuencias eran imprevisibles.
Al final, los romanos decidieron enviar a sus soldados. Era el año 264 a.C. y daba comienzo así la primera de las Guerras Púnicas, tres terribles enfrentamientos entre romanos y cartagineses que decidirían el destino de Occidente.

Primera Guerra Púnica

Roma –que poseía sólo una pequeña flota- apenas tenía experiencia en batallas navales. Así que, al principio, los cartagineses destruían con facilidad las naves que enviaban los romanos, mal dirigidas por sus inexpertos almirantes.
Pero cada derrota enseñaba a los romanos algo nuevo. Al final, se percataron de que su infantería era superior a la cartaginesa, y decidieron aprovechar esa ventaja. Para ello, diseñaron unas pasarelas de madera terminadas en garfios, con las que los legionarios podían cruzar hasta las naves enemigas. Los cartagineses sabían manejar mejor sus trirremes, pero sus marineros no estaban preparados para combatir cuerpo a cuerpo, y terminaron siendo derrotados.
Después de veinte largos años de guerra, en el año 241 a.C., los romanos se convirtieron en los únicos dueños de Sicilia, que pasó a ser la primera provincia romana.

Compromisos de Cartago

La derrotada Cartago se comprometió a no atacar jamás a un aliado de Roma, y tuvo que hacer frente a unas indemnizaciones millonarias. La cuantía de las compensaciones era tan elevada, que los cartagineses no podían pagarlas con los beneficios de sus dominios en África, y decidieron expandirse por las ricas tierras de la Península Ibérica. Pero, tras su victoria sobre Cartago, Roma se había convertido en una potencia temible, y también había puesto sus ojos en las tierras de Hispania.
Así que para evitar un nuevo enfrentamiento, decidió repartirse la Península con Cartago. La frontera se situaría en el Ebro. Los territorios al norte de este río serían para Roma, los del sur, para Cartago.

La Segunda Guerra Púnica. Aníbal

Roma se asoma al abismo

Aníbal atravesando los Alpes
Aníbal atravesando los Alpes con su ejército
Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago se vio obligada a pagar a Roma indemnizaciones de guerra millonarias. Para hacer frente a los pagos, llevó a cabo una nueva expansión ultramarina por las ricas tierras de la Península Ibérica, repletas de fértiles valles y ciudades populosas.
Los ejércitos cartagineses, al mando de Amílcar Barca, ocuparon el sur de Hispania, pero Amílcar fue asesinado por un indígena, y el control de las tropas pasó a manos de su hijo Aníbal, que apenas contaba 22 años.
Roma había pactado con los cartagineses una frontera en el río Ebro. Pero al sur del Ebro, en zona cartaginesa, se encontraba la ciudad de Sagunto, que había suscrito una alianza con Roma para defenderse de los púnicos. En su afán por conquistar toda la zona asignada, Aníbal puso cerco a Sagunto, y la ciudad pidió ayuda a sus aliados romanos. Corría el año 218 cuando Roma declaró la guerra a Cartago. Comenzaba la Segunda Guerra Púnica, que iba a decidir la Historia de Occidente.

El comienzo de la guerra

Los romanos pensaron que el enfrentamiento tendría lugar en la Península Ibérica. Pero Aníbal, que aunaba una extraordinaria capacidad táctica con una visión estratégica de largo alcance, diseñó un plan más ambicioso para el sometimiento de Roma.
Mientras el Senado romano enviaba todos sus efectivos a Hispania, Aníbal dejó a su hermano Asdrúbal al frente de las tropas de la Península, y lanzó a su ejército a una increíble travesía cruzando los Pirineos y los Alpes, para atacar Roma por el Norte.
Nadie podía esperar que un ejército entero se atreviera a cruzar los terribles pasos de alta montaña en invierno, por sendas nunca antes transitadas. La hazaña le costó a Aníbal la pérdida de un ojo y la muerte de la mayoría de los elefantes, pero las desprevenidas legiones romanas fueron derrotadas por tres veces en el norte de Italia, en las batallas de Tesino, Trebia y Trasimeno. Y así, en la primavera del año siguiente, ningún ejército se interponía ya entre Aníbal y Roma.

Aníbal a las puertas de Roma

La llegada del cartaginés sembró el pánico en la capital. En las calles, la muchedumbre aterrorizada no dejaba de gritar: Anibal ante portas!, ¡Aníbal a las puertas de Roma!. Las murallas de la ciudad habían olvidado ya la última vez que tuvieron que hacer frente a una amenaza semejante, y no resistirían un asedio. Las únicas legiones disponibles se hallaban en Hispania; los generales que podrían encabezar una resistencia desesperada, a semanas de distancia. Roma estaba perdida. A Aníbal le bastaba alargar la mano para tomar la ciudad y reducirla a cenizas.
Pero, misteriosamente, Aníbal no descargó el golpe. El cartaginés comprendía que la verdadera fuerza de Roma no se escondía tras sus muros. Si se detenía ante la capital, si comprometía a su ejército en un asedio que podría durar semanas, corría el riesgo de ser sorprendido en cualquier momento por los pueblos itálicos del Sur o por las legiones que volvieran de Hispania desde el Norte.
Para derrotar definitivamente a Roma Aníbal necesitaba dos cosas: obtener refuerzos de Cartago y privar a Roma de sus aliados itálicos. Por eso, pasando de largo ante la ciudad, se dirigió hacia el Sur.

La batalla de Cannas

Aprovechando el respiro, Roma, cuyos recursos parecían inagotables, reunió un nuevo ejército de ochenta mil hombres, el mayor que nunca hubiera comandado un general romano, y el verano del año 216 a.C. se enfrentó con Aníbal en la llanura de Cannas. La desigualdad de efectivos era de tres a uno a favor de los romanos. Pero, a pesar de ello, Aníbal consiguió envolver al ejército enemigo y aniquilarlo completamente.
La batalla de Cannas se recuerda como uno de los mayores prodigios de estrategia militar de todos los tiempos.

Buscando aliados

Libre de toda oposición, Aníbal intensificó su actividad diplomática, tratando de convencer a los aliados de Roma de que abrazaran la causa cartaginesa. Tuvo éxito con algunos pueblos, si bien la mayoría prefirió permanecer leal a Roma o expectante. Reclamó nuevos refuerzos de Cartago, pero la ciudad no se atrevía a desviar todos sus efectivos y quedar tan desprotegida como Roma.

Segunda Guerra Púnica. Escipión

El salvador de Roma

Escipión el Africano

Escipión en Hispania

Mientras Aníbal deambulaba por Italia, la estrategia romana, que había desplazado sus mejores tropas a Hispania, comenzaba a dar frutos. Allí, en una decisión sin precedentes en su historia, Roma había entregado el mando de sus legiones al jovencísimo Publio Cornelio Escipión, hijo y sobrino de dos brillantes generales y perteneciente a una de las principales familias patricias.
Aunque había combatido ya junto a su padre en las batallas de Tesino y Cannas, Escipión contaba apenas 24 años, y era sólo un ciudadano particular, que no había desempeñado aún ninguna de las magistraturas que daban acceso al mando militar.
Su estirpe y su determinación insuflaron nuevos ánimos a unas tropas desesperadas, que bajo su mando consiguieron derrotar al ejército cartaginés comandado por los hermanos de Aníbal, Asdrúbal y Magón, hasta expulsarlos completamente de Hispania. En el año 205, sus legiones victoriosas estaban en condiciones de regresar a Italia.

La situación en Italia

Allí, los últimos restos de las tropas romanas habían aprendido la lección y evitaban cualquier enfrentamiento directo con Aníbal. Preferían hostigar a sus hombres desde la distancia, y sus ataques eran una sangría insoportable para el ejército cartaginés.
Sin haber sufrido jamás una derrota, después de haber tenido a la indefensa Roma a su merced, Aníbal, atrapado en Italia, sin aliados, sin provisiones y con apenas un tercio de su ejército, se vio obligado a regresar por mar a Cartago, tras haber estado deambulando por Italia durante 16 años.

Cambio de escenario y desenlace

Por fin, Roma se atrevió a llevar la guerra a suelo cartaginés. Escipión convenció al Senado de la necesidad de desembarcar cuanto antes en la costa norteafricana, en persecución de Aníbal, cada vez más acorralado. Ambos compartían además viejas deudas de sangre. Escipión había derrotado al hermano de Aníbal en Hispania, Asdrúbal, pero éste se había cobrado antes la vida del padre y el tío de Escipión.
Los dos grandes generales se enfrentaron por primera y última vez en la decisiva batalla de Zama, en el año 202 a.C. Roma y Cartago se hallaban al límite de sus fuerzas y el resultado sería decisivo. Aníbal recurrió a su genio táctico, Escipión a su astucia.
Para neutralizar a los elefantes, la más temible de las armas cartaginesas, el romano hizo sonar todas las trompetas de su ejército. Las bestias, aterrorizadas, huyeron en desbandada aplastando a la propia caballería cartaginesa. Aunque la infantería de Aníbal presentó batalla hasta el final, el gran general no pudo evitar su completa derrota.
Tras su victoria, Escipión obtuvo el sobrenombre de “el africano”, mientras Aníbal, abandonado por sus propios compatriotas, se vio obligado a refugiarse en la corte del rey de Bitinia, donde se quitó la vida con un veneno.
Tal vez fuera cierta la sentencia de su jefe de caballería, que, exasperado porque Aníbal no se decidía a conquistar Roma cuando la tenía en su mano, le dijo: Cierto es que los dioses no conceden todos sus dones a la misma persona. Tú sabes vencer, Aníbal, pero no sabes aprovechar la victoria.

Situación de Roma tras la guerra

La derrota de Cartago convirtió a Roma en la dueña absoluta del Mediterráneo occidental, y dio paso a la época de las grandes conquistas. Pronto comenzó también la colonización de los territorios ya dominados: la Península Ibérica, el sur de la Galia y el Norte de África.


Final de las Guerras Púnicas

Cartago destruida

Catón el Viejo

Comparación de culturas

El concepto de colonización romana era muy diferente del de los cartagineses. Los púnicos se limitaban a explotar los recursos de los territorios conquistados. Roma lo hacía también pero, además, asentaba allí a sus veteranos de guerra, construía calzadas, puentes y acueductos, dotaba de leyes a esas comunidades, y les ofrecía todas las ventajas de su civilización.
La segunda Guerra Púnica decidió la historia de Occidente, construido sobre el Imperio Romano. Y nunca se podrá saber qué hubiera ocurrido si Escipión el africano no hubiera ganado en Zama, o si Aníbal hubiera destruido Roma, como todos esperaban que hiciera.

Cartago debe ser destruida

La victoria de Roma había reducido definitivamente a Cartago a una potencia menor, recluida en el norte de África. Sin embargo, los años pasaban y los romanos todavía recordaban con pánico los terribles momentos de la amenaza de Aníbal, lo cerca que habían estado de la catástrofe.
El viejo Catón, un senador célebre por su severidad y por su retórica, no perdía ocasión para recordar que debían aniquilar al enemigo. Sin importar el asunto del que estuviera hablando en la asamblea del Senado, sus discursos terminaban siempre con la misma coletilla: Delenda est Cartago!, ¡Cartago debe ser destruida!
Si no, alegaba, Roma jamás tendría descanso, y viviría siempre atemorizada por la amenaza púnica.

La Tercera Guerra Púnica

Al final, Escipión Emiliano, descendiente del gran general que había salvado a Roma en los tiempos de Aníbal, condujo la última Guerra Púnica, en el año 147 a.C., 55 años después de la derrota de Aníbal.
Fue necesario inventar una excusa para declarar la guerra, y los cartagineses, desesperados, no presentaron demasiada resistencia. Pero eso no les libró de uno de los más terribles castigos que haya sufrido jamás una ciudad. Los romanos saquearon, quemaron y arrasaron Cartago hasta los cimientos.
Y cuando la ciudad había desaparecido, convertida en un montón de ruinas humeantes, los romanos pasaron el arado, sembraron con sal, y maldijeron esa tierra para siempre, de modo que nadie volvió a habitar jamás la ciudad que un día había sido la más poderosa del Mediterráneo.
Roma había exorcizado al más terrible de sus demonios y era dueña absoluta de toda la cuenca occidental del Mediterráneo.

El encuentro con Grecia

El conquistador conquistado

Después de las Guerras Púnicas, aún quedaban grandes reyes que se atrevieron a hacer frente al poderío de Roma, en Grecia, en Turquía y en Siria, pero fueron barridos por la incontenible marea de sus legiones.
Mucho han debatido los historiadores sobre este sorprendente afán de dominio, que llevó a los romanos a someter una tras otra todas las naciones del Mediterráneo. Los propios romanos lo atribuían al deseo de los dioses.
Lo cierto es que sus ciudadanos se habían acostumbrado a las conquistas y a sus beneficios: además del oro, la plata y las piedras preciosas, con cada victoria Roma recibía incontables tributos en especie, cientos de esclavos, obras de arte y animales exóticos. Estas riquezas permitían la distribución gratuita de alimento a la ciudadanía, grandiosas obras públicas e increíbles espectáculos. El pueblo vivía de forma espléndida, los senadores se enriquecían por encima de toda medida, y los generales orgullosos recorrían triunfantes la ciudad.

El conquistador conquistado

Sin embargo, en otro terreno, los propios conquistadores fueron los conquistados. La sociedad romana, concebida para la lucha y el sacrificio, estaba acostumbrada a combatir a los rudos itálicos y fieros hispanos, pero no estaba preparada para enfrentarse culturalmente a Grecia y Oriente.
Cuando entraron victoriosos en Atenas, los romanos quedaron fascinados por la belleza de su arte, el refinamiento de su filosofía, y la dulce musicalidad de un idioma concebido para el razonamiento. Los nobles romanos comenzaron a copiar las esculturas griegas, enviar a sus hijos a aprender su idioma, asistir a sus representaciones teatrales, y deleitarse con la música y la poesía llegadas de Oriente.
Los más conservadores, escandalizados, aseguraban que eso sería el fin del espíritu romano, y que las delicadas costumbres griegas conducirían a la ciudad, después de tanto esfuerzo, a la molicie y la decadencia. No podían estar más equivocados. Tras asimilar la cultura griega, Roma, que ya dominaba el Mediterráneo por la fuerza de las armas, comenzó a hacerlo también por la potencia de su civilización, que extendió, como un inesperado regalo, por todos los rincones del mundo conocido, sembrando con ello las semillas de la cultura occidental.

martes, 2 de febrero de 2016

ZONAS CLIMÁTICAS

PRESENTACIONES Y EJERCICIOS SOBRE CLIMAS

https://constructor.educarex.es/odes/secundaria/ccss/climas_mundo/index.HTML

http://www.librosvivos.net/smtc/homeTC.asp?TemaClave=1007

http://auxi.phpwebquest.org/geografia/fisica/01_paisajes_zona_calida/index.HTML

http://www.edistribucion.es/anayaeducacion/8420153/datos/Bloque2/Bloque_02.htm

http://www.edistribucion.es/anayaeducacion/8420153/datos/Bloque2/Bloque_02.htm








Zonas climáticas de la Tierra
La combinación de los elementos del clima (temperatura, humedad, presión, vientos y precipitaciones) y los factores climáticos (latitud, altitud y distancia respecto al mar) dan, como resultado, diferentes tipos de climas en la Tierra.
Si escogemos la temperatura como elemento principal del clima, la Tierra se divide en las siguientes tres zonas climáticas:
A.                 Zona de climas cálidos
La zona de climas cálidos se halla situada aproximadamente entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio.
Esta zona de la Tierra, también llamada zona intertropical, es la que recibe la máxima insolación y eso explica sus elevadas temperaturas. En la zona intertropical no existe propiamente el invierno ya que la temperatura media del mes más frío es superior a los 18°C.
Teniendo en cuenta, además, las precipitaciones y la latitud, en la zona intertropical se diferencian tres climas: ecuatorial, tropical y desértico.

B.                 Zonas de climas templados

Las zonas de climas templados se extienden, por los dos hemisferios, desde la zona de climas cálidos hasta las zonas de climas fríos.
Las zonas templadas presentan una diversidad climática según la latitud, la altitud y la proximidad al mar. En general, se distinguen tres climas: oceánico, mediterráneo y continental.
Los climas templados tienen en común la existencia de cuatro estaciones: una estación invernal(fría) y otra estival (calurosa) y, entre ellas, dos estaciones intermedias ( primavera y otoño).

C.                 Zonas de climas fríos

Las zonas de climas fríos comprenden las zonas polares y las tierras de alta montaña situadas a más de 2500 metros de altitud.
El clima polar y el clima de alta montaña se caracterizan por la duración y crudeza de los inviernos. Las precipitaciones son escasas y a menudo en forma de nieve

A. LOS PAISAJES CÁLIDOS
A.1. El paisaje ecuatorial

El paisaje ecuatorial se encuentra en áreas del planeta situadas en torno al Ecuador: cuenca del Amazonas (América del Sur), parte de América Central, cuenca del Congo y costa del golfo de Guinea (África) y el Sudeste de Asia.

·                  Clima

En la zona de clima ecuatorial las temperaturas son siempre muy altas (alrededor de los 25°C), y las precipitaciones, muy abundantes (aproximadamente 2000 mm).
En las zonas ecuatoriales la evaporación es tan intensa y la humedad tan elevada que basta que las temperaturas desciendan ligeramente al atardecer para que, casi a diario, caiga una lluvia torrencial que a veces dura sólo unos minutos.


·                  Ríos
Los ríos ecuatoriales son los más caudalosos y regulares de la Tierra debido a la intensa pluviosidad. El agua de lluvia arrastra los suelos hasta los ríos, los cuales presentan un color terroso.


·                  Vegetación
Las temperaturas elevadas y las lluvias constantes favorecen la existencia de una vegetación exuberante, con abundancia de especies vegetales: la selva, que en Asia se denomina jungla.


La selva es el medio natural de mayor riqueza biológica del planeta, a ello contribuyen la diversidad de especies vegetales. Abundan los árboles altos que crecen buscando la luz (algunos pueden alcanzar los 80 m de altura o más), así como numerosos arbustos, hierbas y flores. A ras de suelo, en el sotobosque, el ambiente es oscuro y húmedo.



Algunos árboles son muy apreciados por su belleza o por la calidad de su madera, como el ébano o la caoba. Los árboles aparecen dispersos en la selva, lo que dificulta su explotación; pero ello no ha impedido que las pistas forestales construidas para dar paso a las máquinas taladoras y a los vehículos de transporte causen un gran impacto ambiental.

·                  Fauna

En la selva existen muchísimas especies diferentes de pájaros, reptiles e insectos, además de mamíferos. Los animales que habitan en aquellas latitudes acostumbran a ser de pequeño tamaño, lo que les permite moverse con facilidad por la tupida vegetación que forman árboles, arbustos, troncos y lianas.


Algunas especies han desaparecido o están en peligro de extinción, debido a una explotación abusiva de la tierra.

·                  Hábitat

Los pueblos indígenas que habitan en las grandes zonas de selva de América y de África viven de la recolección de frutos, de la caza o practican una agricultura muy rudimentaria. La baja densidad de población de las selvas ha hecho posible que estas personas sobrevivan sin poner en peligro la naturaleza.

A.2. El paisaje tropical
Al Norte y al Sur de la zona que ocupa el clima ecuatorial se encuentran las zonas de clima tropical: América Central y América del Sur, centro y Sur de África, Sur y Sudeste de Asia y Norte y Este de Australia.
·                  Clima
En las zonas tropicales, las temperaturas son elevadas durante todo el año, como en la zona ecuatorial.
Sin embargo, las lluvias marcan dos estaciones bien diferenciadas, la estación húmeda, o verano, y la estación seca, o invierno. La duración de la estación seca es tanto más larga cuanto más lejos se halle un lugar del Ecuador.

·                  Ríos
Debido a la diferencia de precipitaciones durante el año, el caudal de los ríos varía notablemente. Durante la estación seca los ríos casi no llevan agua, pero en la época de lluvias experimentan grandes crecidas que en ocasiones pueden provocar inundaciones.

·                  Vegetación

El bosque tropical es propio de las zonas más próximas al Ecuador. La vegetación es parecida a la selva, aunque menos variada y los árboles están más espaciados. A lo largo de los ríos tropicales, el bosque se hace más denso, las copas de los árboles se entremezclan formando el bosque galería.

Sin embargo, la vegetación más característica de la zona tropical es la sabana, formada por hierbas y arbustos. Los árboles son escasos y aparecen en pequeños grupos o dispersos en medio de la llanura. Durante la estación húmeda la vegetación permanece verde y frondosa, pero al llegar la estación seca las plantas ofrecen un aspecto mustio y reseco; es por ello que los incendios son frecuentes.




Para poder soportar las condiciones climáticas, la vegetación de la sabana desarrolla diversas técnicas de resistencia: multiplica las raíces, almacena agua, dispone de semillas resistentes o tiene un gran desarrollo subterráneo.
A medida que nos alejamos del Ecuador, como la estación de las lluvias es cada vez más corta, crece una vegetación más pobre, de hoja dura y matorrales espinosos entre los que aparecen zonas de suelos desnudos. En estos casos la sabana ha dado paso a la estepa.
·                  Fauna
En el bosque tropical hay una gran variedad de aves, así como mariposas, avispas y murciélagos. En la sabana, dada la abundancia de hierbas altas y arbustos, viven muchos animales herbívoros: elefantes, rinocerontes, gacelas, cebras, antílopes..., y sus depredadores: leones, hienas, guepardos...
 

·                  Hábitat

Algunos pueblos indígenas de la sabana, como los Masai y los Mara (Kenya) son pastores y practican una ganadería extensiva, aunque la aridez de la estación seca y el retraso de las lluvias pueden originar dificultades a sus rebaños y provocar hambrunas.
Otros pueblos de la sabana son agricultores. Los grupos humanos que combinan la agricultura con la ganadería viven en poblados estables y practican una rotación de cultivos.


A.3. El paisaje desértico cálido

Los desiertos cálidos se encuentran situados en torno a los trópicos, junto a las corrientes marinas frías y en zonas continentales alejadas de la influencia del mar.

El desierto más habitual es el de arena que se caracteriza por la presencia de dunas.

La actividad geológica, el viento y la altitud crean diferentes tipos de desierto. Hay desiertos pedregosos, que combinan la arena, la piedra y algunos macizos rocoso.
·                  Clima
En los desiertos, las temperaturas son muy altas durante todo el año. Además, se dan grandes oscilaciones térmicas entre el día (muy caluroso) y la noche (fría). Las lluvias son escasas (inferiores a 250 mm anuales) e irregulares, ya que se concentran en algunos meses del año.
Asimismo, en los desiertos la sequedad del aire es extrema (la humedad máxima del aire suele ser del 50% y, a veces, sólo alcanza el 20%). El aire seco tiene gran capacidad de evaporación, reseca la tierra y absorbe rápidamente el agua de la lluvia.

·                  Cursos de agua

En los desiertos cálidos, debido a la escasez de precipitaciones y a la sequedad del aire, que permite la evaporación del agua con rapidez, no hay cursos de agua permanentes.
En algunos desiertos se pueden encontrar uadis, que son cursos de agua que permanecen secos la mayor parte del año. Sólo llevan agua cuando llueve.

·                  Vegetación y fauna

En los desiertos apenas viven algunas plantas que han conseguido adaptarse a las duras condiciones climáticas. Sin agua y sin vegetación también son escasos los animales que habitan el desierto.


·                  Hábitat
Los desiertos son zonas poco pobladas. Grupos de pastores nómadas viven en los límites del desierto, donde sus rebaños de cabras y camellos pastan en estepas pobres.
Los nómadas se desplazan en busca de lugares donde haya llovido y donde se encuentran pozos de agua.
La población sedentaria de los desiertos vive junto a los oasis, escasas zonas donde hay agua procedente de corrientes subterráneas, que salen a la superficie a través de manantiales y de pozos.



B. LOS PAISAJES TEMPLADOS.
B.1. El paisaje oceánico


El paisaje oceánico se localiza entre los paralelos 40° y 60° al Norte y al Sur del Ecuador. En el hemisferio Norte comprende la costa occidental de Europa y de América del Norte, y en el hemisferio Sur, la costa del Sur de Chile y Argentina, y la costa Sudeste de Australia, Tasmania y Nueva Zelanda.
·                      Clima
Las zonas de clima oceánico están situadas en las franjas costeras y se ven afectadas por vientos del Oeste, que al pasar sobre los océanos evaporan mucha agua. Al entrar en contacto con la tierra se forman lluvias suaves y persistentes.
La acción del océano suaviza las temperaturas, de manera que éstas no son muy rigurosas (ni muy bajas, ni muy altas) y presentan pocas diferencias entre las estaciones.
·                      Ríos
Los ríos oceánicos tienen un caudal abundante y regular durante todo el año debido a las continuas lluvias.
·                      Vegetación
Las temperaturas suaves y las lluvias constantes y abundantes permiten que en los paisajes oceánicos se desarrollen bosques de hoja caduca, formados por robles, castaños, hayas... Estos árboles pierden sus hojas cuando empieza el frío.

Cuando en una zona hay nieblas persistentes, la humedad es muy alta o los vientos son muy violentos, en vez de bosque crece una vegetación de matorral espinoso denominada landa.

 
La formación vegetal más característica del paisaje oceánico es el prado, que surge tras la tala de los bosques. Los prados encuentran en el clima oceánico unas condiciones óptimas para su crecimiento (mucha humedad y temperaturas suaves) y proporcionan una alimentación natural al ganado.

En el paisaje oceánico de Gran Bretaña, el clima suave y húmedo de esta zona favorece la abundancia de hierba en los prados para la ganadería bovina
·                      Fauna
En los bosques de hoja caduca viven mamíferos (osos, zorros, jabalíes...) y diversas aves. En las landas habitan pequeños roedores, como ratones y topos, y un gran número de aves.
·                      La relación de los grupos humanos con el medio
Las zonas de clima oceánico de la Tierra presentan diversas formas de paisaje según el grado de ocupación humana.

·         En Europa occidental, la región atlántica coincide con un área muy poblada, con grandes ciudades e importantes zonas industriales. Los bosques, aunque abundantes, han dejado paso a prados para el ganado o campos de maíz, patatas...

·         La costa occidental de América del Norte y el Sur de Chile y Argentina, son áreas relativamente poco pobladas, en las que abundan los bosques, aún poco explotados.
·         En AustraliaTasmania y Nueva Zelanda, la hierba es muy abundante y permite la cría extensiva de ganadería bovina y ovina.

B.2. El paisaje mediterráneo
El paisaje mediterráneo se localiza en zonas costeras de la cuenca del mar Mediterráneo, en la costa de California (Estados Unidos), en la costa central de Chile, en Sudáfrica y al Sur y Sudoeste de Australia.
·                      Clima
El clima mediterráneo se caracteriza por el calor y la sequedad de los veranos, muy afectados por las masas de aire caliente subtropical. Los inviernos son suaves, lo que se debe, fundamentalmente, a la acción moderadora del mar.
Los mínimos de lluvia se dan en el verano. Durante el otoño y primavera, las precipitaciones son abundantes e incluso torrenciales.
·                      Ríos
Los ríos del medio mediterráneo tienen un caudal escaso e irregular, a causa de las diferencias estacionales que experimentan las lluvias. En verano los ríos llevan poca agua; incluso, algunos están secos. Tras un verano árido, es habitual que una tormenta provoque riadas e inundaciones.

·                      Vegetación
Los bosques mediterráneos están formados por árboles de hoja perenne (pinos, encinas...). Son árboles bajos, de tronco leñoso y con hojas pequeñas, duras o cubiertas de vello que las protege del calor y evita una evaporación excesiva. Por debajo del bosque abunda un matorral espinoso, de hoja pequeña.



Cuando la tala, el pastoreo o los incendios hacen desaparecer el bosque, crece un matorral denso: la maquia y la garriga.
·                      Fauna
En el paisaje mediterráneo no viven grandes mamíferos. Abundan los ratones de campo, conejos, liebres, algunos tipos de serpientes y otros reptiles, así como numerosos insectos.



·                      La relación de los grupos humanos con el medio
Durante siglos, las lluvias torrenciales han arrastrado gran cantidad de materiales que se han depositado en los litorales y en los fondos de los valles hasta formar llanuras. Éstas son de poca extensión pero muy fértiles y aptas para la agricultura.
Allí donde el relieve es abrupto, los suelos son pobres y el agua, escasa, los cultivos son de secano: cerealesvid y olivo

La ganadería dominante es la ovina.




El regadío ha favorecido el desarrollo de una agricultura intensiva, y la construcción de canales y embalses ha facilitado los cultivos de huerta (verduras y frutas).

Los inviernos suaves han permitido introducir plantas como el arroz, el algodón o los cítricos.
Actualmente, la construcción de invernaderos ha consolidado una agricultura que exige, sobre todo, mucho trabajo.
 



B.3. El paisaje continental
El paisaje continental se localiza en lugares alejados de las grandes masas de agua y, por tanto, aislados de su acción reguladora. Es el paisaje propio de las tierras interiores de Europa, Asia y América del Norte.
·                      Clima
Las regiones interiores de los continentes, al no recibir la influencia reguladora del mar, presentan temperaturas extremas (se calientan mucho en verano y se enfrían mucho en invierno) y precipitaciones escasas, que se concentran principalmente en verano.
Los inviernos suelen ser muy secos, si bien en las zonas más próximas al mar pueden caer algunas precipitaciones, aunque poco importantes. En verano, el recalentamiento del suelo y del aire provoca temperaturas muy elevadas.
·                      Ríos
A pesar de las escasas precipitaciones, el caudal de los ríos es considerable ya que recogen el agua de las extensas zonas llanas por donde circulan, dando lugar a cuencas fluviales de gran superficie (Rhin, Danubio, etc.).
·                      Vegetación
El paisaje de estepa lo forman amplias llanuras en las que crecen hierbas bajas que sirven de alimento al ganado.
Normalmente, el paisaje de la taiga tiene un aspecto gris, sombrío y monótono porque los árboles crecen muy apiñados entre sí para protegerse de los fuertes vientos.

Taiga en verano
Taiga en invierno
En el hemisferio Norte las condiciones climáticas originan dos tipos básicos de paisaje natural:
·         En las zonas situadas más al Norte, donde los veranos son menos calurosos, se extiende el bosque de coníferas o taiga, integrada por pinos, abetos, alerces o abedules. Estos árboles reciben el nombre de coníferas porque las piñas tienen forma de cono.

·         Las raíces de esos árboles son largas y poco profundas. De esta forma aprovechan mejor los nutrientes de las hojas y los restos vegetales que caen al suelo, ya que los suelos de la taiga son pobres.
·     Más al Sur, en lugares donde las temperaturas durante el verano son altas y las precipitaciones, escasas, la taiga da paso a extensas zonas de hierba: las estepas o praderas.

·                      Fauna
La fauna más característica que habita en los bosques de coníferas son, entre otros animales: los ciervos, los alces, las ardillas, las liebres de montaña, etc.
·                      La relación de los grupos humanos con el medio
Los árboles de la taiga son utilizados por el ser humano para la fabricación de celulosa, que después se transformará en papel.
 
Los paisajes de la estepa o pradera son extensas llanuras, de suelos generalmente profundos y fértiles, que soportan inviernos muy rigurosos y veranos muy cálidos.
Estas zonas esteparias son lugares muy adecuados para el desarrollo de la ganadería y para el cultivo extensivo de cereales pues los campos son fértiles y, además, son muy llanos lo que permite la utilización de maquinaria para trabajar la tierra.

C. LOS PAISAJES FRÍOS
C.1. El paisaje polar
Las zonas polares se encuentran en los extremos de la Tierra: al Norte del Círculo Polar Ártico y al Sur del Círculo Polar Antártico. Son dos de las zonas más frías del planeta debido a que los rayos solares llegan muy inclinados y la insolación es mínima.
·                      Características
Las temperaturas son muy bajas, normalmente inferiores a los 0°C, y pueden llegar hasta los –40°C. Únicamente en verano las temperaturas superan los 10°C. La lluvia es prácticamente inexistente y las escasas precipitaciones caen en forma de nieve. Por esa razón, el paisaje polar aparece casi siempre cubierto con un espeso manto de hielo y, en consecuencia, se habla de desiertos fríos.
Durante el verano, la tierra libre de hielo se cubre de musgos, líquenes y pequeñas flores, que contrastan con el blanco invernal. Esta vegetación es la tundra, y crece únicamente en el Norte de América, Europa y Asia. Con ella se alimentan algunos animales, como osos y renos. 
Sin embargo, el subsuelo se mantiene permanentemente helado e impide que se desarrolle ningún árbol.
En las zonas más próximas a los polos, el suelo, siempre helado, impide la existencia de vegetación.

·                      Hábitat: Los habitantes del frío
Como un contraste con el cielo habitualmente gris, los pueblos de las latitudes frías acostumbran a pintar sus casas con colores alegres y visibles. En la fotografía, paisaje de Groenlandia.

Tradicionalmente la tundra de América ha sido habitada por los esquimales, pueblos cazadores y pescadores. En el Norte de la península Escandinava viven los lapones, dedicados al pastoreo de rebaños de renos.

Actualmente, la vida de estos pueblos ha cambiado mucho con la introducción de tecnología moderna y la facilidad de las comunicaciones; además, en las zonas polares se explotan recursos minerales, entre ellos, el petróleo.

C.2. El paisaje de alta montaña
Las zonas de alta montaña, con altitudes superiores a los 2500 m, tienen características propias de los climas fríos.

Las siete cimas del mundo son:
  • En África: Kilimanjaro (5.895 m)
  • En Norteamérica: Monte McKinley (6.194 m)
  • En América del sur: Aconcagua (6.959 m)
  • En Asia: Everest (8.848 m), la más alta del mundo.
  • En Europa: Monte Elbrus (5.642 m)
  • En Oceanía: Puncak Jaya (4.884 m)
  • En la Antártida: Macizo Vinson (4.897 m).
Las temperaturas son bajas durante todo el año, y las precipitaciones son abundantes pero disminuyen a medida que las nubes ascienden por las laderas de la montaña y descargan su humedad.
En las cumbres de las montañas más altas las precipitaciones caen en forma de nieve.

La vegetación de alta montaña varía según tres factores: la latitud, la altitud y la orientación. Pero en todos los casos la vegetación se dispone en pisos de diferente altitud.

·                      Hábitat: Los habitantes de la alta montaña
Los habitantes de la alta montaña se dedican preferentemente a la ganadería y a la explotación del bosque o a la producción de energía hidroeléctrica porque la abundancia de ríos y lagos y la estrechez de los valles favorece la construcción de pantanos. 
La agricultura se concentra en las faldas de las montañas formando pisos o terrazas y en el fondo de los valles.

 
Actualmente, en estas zonas se desarrollan actividades turísticas como los deportes de nieve, el alpinismo, el trekking, etc., que llevan a mejorar las comunicaciones, a aumentar la construcción y a multiplicar su escasa población.

REALIZACIÓN DE UN CLIMOGRAMA.


Un climograma es un gráfico en el que se representan las precipitaciones y las temperaturas de un lugar en un determinado período (habitualmente un año y por periodos mensuales) y por el cual podrás sacar las conclusiones suficientes para determinar el lugar, así como sus características (hidrología, fauna, flora, relación del hombre con el medio, etc.)
Para ello, vamos a realizar uno a partir de los siguientes datos:
Meter datos climograma
Consta de dos partes (1º. Construcción del gráfico y 2º Comentario). Para ello sólo necesitas:
  • Una regla.
  • Una hoja milimetrada.
  • Lápiz.
  • Rotulador rojo y otro rotulador azul.
 ¿Empezamos?

1. CONSTRUCCIÓN DEL GRÁFICO.-
·         TEMPERATURAS.-     
     Trazaremos una cuadrícula como la que tenemos, señalando dos ejes. Uno vertical y otro horizontal. En esos dos ejes señalaremos los meses (eje horizontal) y las temperaturas (eje vertical) empezando por 0ºC y en escala proporcional.
Tomaremos los datos que nos den y empezaremos a cruzarlos de la siguiente forma. Si el mes de enero su Temperatura Media es de 10ºC, nos colocaremos en el eje horizontal sobre el mes en cuestión y subiremos por el eje vertical hasta alcanzar la cifra dada. Marcaremos con un punto solamente en la línea media del mes. 

 Así se hará con cada uno de los datos.
Finalmente, cogeremos cada punto y lo uniremos con una línea recta. Si quieres puedes darle una forma redondeada. Usa siempre el color rojo para esta misión.

4.   Ya casi has terminado la parte de la temperatura del climograma, ahora sólo tienes que hacer unas cuentas matemáticas. Para hallar la Temperatura Media tendrás que sumar la temperatura media de cada mes y luego dividirla entre 12, que son los meses del año. Ese dato deberás indicarlo al lado del climograma. Es muy importante porque te ayudará a descubrir el lugar donde es.

PRECIPITACIONES.-


Como ya tenemos trazado los meses sobre el eje horizontal, ahora, cogeremos el eje vertical de izquierda para realizar otro eje vertical pero ahora en la derecha. 
Una vez levantado, cogeremos los datos que tenemos a la izquierda y los multiplicaremos por x2 en el eje de la derecha. Es decir, si la temperatura son 20ºC, en el eje de la derecha serán 40 mm, si son 40ºC, en el eje de la derecha será 80 mm.


 .    Ahora cruzaremos los datos que nos den, de forma que levantaremos columnas azules hasta el punto que nos indique la tabla. Intenta que ocupe todo el mes y así no tendrás problemas.
Cuando levantes todos los meses, sólo nos quedaría pintar las columnas o barras de azul, y realizar una última operación para averiguar las precipitaciones medias anuales.


Sólo deberás sumar las cantidades de los doce meses. No tienes que dividirlo entre 12 como hiciste con la Temperatura Media Anual. Las precipitaciones media anual es la suma solo de sus 12 meses.

Por tanto, para saber si climograma está finalizado tendrás que comprobar que tengas:
·         Marcada la línea de las Temperaturas Medias en rojo.
·         Hallada la Temperatura Media Anual.
·         Trazada las barras de las precipitaciones en azul.
·         Hallada las Precipitación Media Anual.

COMENTARIO DEL CLIMOGRAMA.
Una vez realizado el climograma y averiguado los datos de temperatura y precipitación media anual, será necesario hacer un pequeño comentario que nos permita averiguar qué tipo de clima es y por tanto, detallar algunas características del paisaje (temperaturas, precipitaciones, paisaje, suelo, vegetación y fauna).
Detallaremos por paso las preguntas que debes realizar para comentar el climograma.
TEMPERATURAS:
·         ¿Cuál es la temperatura media anual?
·         ¿Cuál es el mes más caluroso y el mes más frío?
·         ¿Cómo es la oscilación térmica entre el mes más cálido y el mes más frío?
·         ¿Dirías que es un clima cálido?¿frío?¿templado?.
·         ¿Sabrías decir a qué hemisferio pertenece? Explica por qué
PRECIPITACIONES
·         ¿Cuál es la precipitación media anual?
·         ¿Cuál es el mes que más precipitaciones concentra? ¿Y el que menos?
·         ¿En qué estaciones se concentran?
·         ¿Cómo son las lluvias a lo largo del año?
·         ¿Es un clima árido, húmedo o semihúmedo?
VEGETACIÓN:
·         Teniendo en cuenta las precipitaciones y las temperaturas qué tipo de vegetación se dará.
RÍOS:
·         ¿Qué tipo de ríos se dan en este tipo de paisaje?.
FAUNA:
·         ¿Qué tipo de fauna se da en este tipo de paisaje?.
LOCALIZACIÓN:
·         Teniendo en cuenta todas estas características, ¿dónde crees que se sitúa este clima?. Localiza un punto concreto. Si tienes dudas, plantéalas y los porqués de lo que piensas de uno y de otro lugar.
Finalmente explica brevemente aquellos aspectos más relevantes de la relación del hombre con el paisaje, es decir, del poblamiento en este clima.